martes, 5 de septiembre de 2017

It (2017): Los miedos primordiales

La adaptación de novelas al cine ha sido una controversia que se remonta a los orígenes de esta disciplina, sin que esto cambie ni un poco la idea preconcebida de que el libro es mejor que la película. Salvo excepciones honrosas, siempre pareciera que el lector está más dispuesto a seguir defendiendo su obra escrita independiente de las representaciones que vemos en pantalla, como si éstas necesariamente se contrapusieran.

En casos como este, olvidamos que una adaptación es precisamente eso, y pretender ver en el cine exactamente lo que visualizamos en nuestras lecturas no es algo que parezca posible. Las historias desarrollan tantos mundos como lectores, teñidos con nuestras individualidades y prismas. Por lo mismo, el espectador-lector debería aspirar a que los elementos que hicieron de su obra escrita algo querible, se vean referenciados en la representación en pantalla. Y para ser justos, eso es algo que muchas veces se logra, con mayor o menor éxito.

La nueva adaptación de It, novela de Stephen King del año 1986, es una película que se nutre de eso para desarrollar su historia. Probablemente ahí se encuentre la mayor diferencia entre ella y lo desarrollado en la miniserie de 1990, que pudimos ver en televisión abierta y que nos tuvo hablando por años de "el payaso diabólico". El Pennywise de Tim Curry marcó a fuego a la generación noventera y por lo tanto, toda nueva versión de esta historia tendría como referencia a esa imagen. Mirada a la distancia, la miniserie lo tenía todo para ser una buena obra, y resultaba ser notoriamente similar a la novela, pero fallaba en su cinematografía, con actores que no convencían y personajes que a la larga nos parecían incoherentes. Lo mejor de esa miniserie era el personaje de Pennywise, que llenó las pesadillas infantilles de aquellos años. Hay que decir que éramos mucho más impresionables en esos tiempos, pero Curry es un gran intérprete y aquí levantó una puesta en escena que sin él hubiese sido condenada al fracaso. 

Con todo lo anterior, la película que se estrena esta semana tiene la primera virtud de no hacerse cargo de entregas anteriores, y generar una propuesta exclusivamente desde la novela a nivel estético y narrativo. La primera imagen del libro que narra el encuentro de Georgie Denbrough con Pennywise, está desarrollado de tal manera en el filme, que permite al espectador comprender que, antes de todo, el director Andy Muschietti no tiene contemplaciones para contar lo que quiere contar y además, la nostalgia metida a presión a la que nos estamos enfrentando desde hace un par de años no va a tener cabida acá. 

It del argentino Andy Muschietti revisa nuevamente la historia de la pandilla de perdedores encabezada por Bill Denbrough y sus amigos Eddie, Stan, Ben, Beverly, Mike y Richie, todos outsiders, pero no por decisión propia. King creó en su novela una base de arquetipos en donde el color de piel, el género, o la apariencia física se convierten en motivo suficiente para sufrir de maltrato, no sólo por el bully de turno, sino que también por toda la sociedad. Derry, el lugar donde se desarrolla la trama, sufre de apatía y olvido, y por ello, cada desaparición de niños y jóvenes es desechada por la más reciente. Los personajes de la película se sorprenden de ello, porque pese a que estos hechos de muerte se desarrollan en ciclos de estrictos 27 años, todos sus habitantes parecen olvidar esa constante. Es el mal de los pueblos sin memoria, condenados a repetir sus horrores cada vez. 

La pandilla se enfrenta al mal sin adornos. Bill, con la ayuda de sus amigos, busca al responsable de la desaparición de su hermano Georgie, responsable a la cual sólo pueden llamar Eso. No conocen su origen, pero saben que tiene la capacidad de mutar de forma dependiendo de los miedos que presenta cada uno. Aquí es donde el actor Bill Skarsgard (Hemlock Grove) demuestra sus habilidades como intérprete, entregando una criatura que más allá de los efectos especiales, se encuentra a medio camino entre algo real e imaginario, una sensación que también entrega el personaje de King en la novela. El villano de Skarsgard tiene matices que lo convierten en un ente burlón, carismático y aterrador, lo que provoca una sensación en el espectador que lo obligan a acercarse aunque no quiera. Es la personificación de los miedos, que siguen ahí aunque no queramos verlos. Esa dualidad está muy bien puesta en pantalla, y el director la aprovecha haciendo uso de un montaje estirado en algunos episodios para crear mayores dosis de suspenso, sin despojarse completamente del terror de salto. El trabajo del director de fotografía Chung-hoon Chung, que ya había mostrado su maestría en cintas como The HandmaidenOld Boy y Me, Earl and the dying girl, resulta imprescindible para recrear este mundo en donde aunque el sol nace y la vida recién comienza, el terror se hace presente incluso bajo la luz del día. 

Las películas de terror nos han acostumbrado a ciertos códigos que se repiten: la luz es protección, en la oscuridad reina el mal. Muschietti quiebra ese código para recordarnos que el mal y el desamparo están en todos lados, que nuestros miedos pueden aparecer en cualquier momento. La forma en la que opera la novela también tiene que ver con eso, la recuperación de los terrores atávicos a los que nos enfrentamos, a la muerte, el desconcierto, el miedo a crecer, el miedo a olvidar. "Somos chicos, es verano, deberíamos estar divirtiéndonos" es una de las frases que más se repiten en el filme, y hace sentido, pues la mayoría de los miedos de los niños tienen que ver con las proyecciones que los adultos han puesto en ellos. Miedo a enfermarse, a menstruar, a morir, a ser raro. Terrores primordiales que aunque se olviden con el tiempo, emergen en nuestras vidas adultas e interrumpen lo que hemos asumido como normalidad. 

Muschietti desarrolla un filme cautivante, donde cada elemento, incluso la música referenciada de todos los que fuimos adolescentes en 1988, está puesto en su justa medida. Consigue la atención del espectador y muestra respeto y cariño por la obra original. Es de esperar que la segunda parte de esta entrega cuente con la misma coherencia que el director ha logrado demostrar en esta ocasión.






3 comentarios:

  1. Una muy buena película de terror, mucho más oscura (palabra de moda pero que funciona aquí) y con una gran coherencia con respecto al libro, además las actuaciones son brillantes: por un lado el actor sueco se la jugó con un exigente personaje sobre todo en los gestos, es increíble que con la mirada ya genera miedo y por otro lado los niños lograron papeles muy sobresalientes sobre todo Sophia Lillis y Jaeden Lieberher que a tan corta edad ya se puede ver algo prometedor en el futuro. Los sustos no son a propósito están bien medidos en el momento justo manteniendo un ritmo intermedio entre el miedo de los niños vs la búsqueda de ese "alimento" por parte del payaso. Si creo que peca un poco de la "línea seductora a lo Stranger Things" de abusar un poco de la nostalgia, se notó en demasía el cariño a Wes Craven por parte del director argentino, algunas escenas muy calcadas pero cumple bien el cometido. Ahora el famoso "hype" de la 2da parte pasará por ver el casting de los niños en su versión adulta (se rumorea Pratt, Chanstain, Bale). Actualizo mi lista de terror 2017 en orden:
    - Viene de Noche
    - Huye
    - Crudo
    - It
    - Annabelle2

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    1. Tengo alguna diferencia con esto de asumir que en este caso "la nostalgia" es un factor decisivo de lo que estamos viendo. Siento que el espesor que el director le entrega a la historia (historia que ya de por si es super potente desde la novela de King) te entrega una experiencia que va mucho más allá de eso. Acá la referencia ochentera te sirve para darle contexto a la historia, pero no depende de ella. Stranger Things depende absolutamente de la época y se asume como un producto comercial destinado exclusivamente a vender. Esta película está centrada en obligarte a escudriñar en sus planteamientos, en los subtextos, en todo lo que puedas encontrar. Y si, hay harto Craven, pero siento que hay más Romero, sobre todo en la manufactura de la cinta. Me encantó! Y me sigue encantando.

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    2. Lo que pasa es que la "nostalgía" es viceversa, se usa para ambientar una historia o se usa para crear una historia y aquí raya en la media, eso no quiere decir que en el hilo conductor de la narración sea hecho con ese propósito pero ayuda. Obviamente el espectador "nuevo" sólo entiende que es una película de terror (más cercana al horror) entonces ya va precedido por lo que ya ha visto en otras experiencias similares. Es buena y me gustó mucho pero en mi ranking personal no llega a tope porque simplemente su historia es conocida, es un remake tremendamente logrado en base a algo ya leído y visto a diferencia de otras de terror/suspenso de este año que nos dan algo más fresco. Si creo que logra su objetivo y dentro del mundo de los remakes debería estar dentro de una lista privilegiada de superar a su precedora. Es buena la idea de retratar lo miedos corporativos de la vida real tanto en el libro como en este remake (no se aprecio mucho en su versión noventera) y lo mejor es que funciona en el hoy. Bien que la producción estética haya superado conc creces las expectativas, concuerdo que tiene algo de Romero pero en su línea y la del personaje es más Craven, aunque da lo mismo ya que se nota que el proximo-posible director de Robotech y la precuela de Drácula le dio su propio sello.

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